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LEYENDA
DE ARE Y DE LOS AREKUNAS 1.
Un indio, que tenía dos mujeres, se fue con ellas de pesquería. 2.
Y construyó un rancho cerca del río donde él pescaba. Y un día, dejándolas a
ellas en el rancho, él se fue a pescar lejos por el río abajo. 3.
Pero después que el indio se fue, vino un aré y se puso a pescar muy cerca
del rancho. "¡Sokó, sokó" decía haciendo
ruido con su cola. 4.
Y la mayor de las mujeres, creyendo que era el marido que la estaba llamando,
se fue y, sin decir nada, se trajo un sartal de peces, que tenía junto a sí
aquel aré. Como estaba oscuro y vuelto de espaldas no lo conoció. 5.
La mujer puso los pescados en las brasas, pero el pescado no se asó; al
contrario, apagó el fuego. Porque eran pescados del aré. 6.
Entonces las mujeres llamaron a su marido. E inmediatamente vino el aré,
trayendo otro sartal más de peces. Las mujeres admiradas dijeron: "Pero,
hermanito, cómo has cogido tantos peces!" 7.
El no respondió palabra, como si estuviera bravo. Echó los pescados al fuego
y ahora sí se asaron. Y luego se pusieron a comerlos con gran ansiedad. Pero
el aré cogía un pedazo de casabe y se volvió de lado para comerlo con el
pescado. 8.
Pero aquellas mujeres le dijeron: "¿Qué te pasa hoy que te pones de esa
manera para comer?". Y él respondió, imitando el habla de los
indios: "No me pasa nada; me gusta ponerme así". 9. Las mujeres pensaron que estaba
disgustado y no volvieron a decir nada. Pero después que comieron bastante,
el aré le dijo a la mayor de las mujeres: "Vámonos al chinchorro".
Y se acostaron juntos. La mujer siempre creía que era su marido. 10. El aré a cada momento se ponía encima de
ella como nunca había hecho antes su marido. Y ella se sentía como chorreando
por todas partes. 11. En esto, el aré sintio que venía el
marido de aquellas mujeres y él se bajó sin hacer ruido del chinchorro y se
escurrió con la obscuridad de la noche y se fue sin que el indio lo viera. 12. Llegando al rancho el indio les dijo a
sus mujeres: " Aprisa prepárenme estos pescados, que vengo con mucha hambre".
Ellas se levantaron y los cocieron en una olla y se los pusieron delante con
un pedacito de casabe, que había sobrado. 13. El indio estaba realmente con mucha
hambre y en un momento se le acabó el casabe. Y pidió más casabe diciendo:
"¡Casabe, mi hermosa!". Pero su mujer le dijo: "Se acabó el
casabe, hermanito". Y él replicó con disgusto: "¿Pues qué hicisteis
con el casabe?". 14. Y ellas le respondieron a una:
"Pues nos lo comimos antes". "¿Cuándo antes?", replicó
él. Y volvieron ellas a decir: "¿Pues no estuvimos comiendo?". Y
él, más bravo aún: "¿Con quién, con quién estuvisteis comiendo? Yo no he
comido; yo estoy con mucha hambre". 15. Entonces la mayor de las mujeres preparó
el budare para preparar un poquito de masa, que les había quedado. Pero
mientras calentaba la piedra y extendía la harina, le comenzó a gotear como
leche por las uñas y por los pechos. Y al caer sobre el budare y cerca del
brasero, le apagaban el fuego. Y ella, estremecida pensaba y empezó a decir:
"pero qué es esto?" Era la semilla de aré,
que ya tenía su parecido. 16. Su marido, también extrañado de todo
aquello, le dijo: "¿Pero qué es lo que has hecho?" Y ella le
respondió: "Nosotras comimos antes mucho pescado y casi terminamos el
casabe, Después tú te acostaste conmigo y te pusiste encima como nunca lo
habías hecho. 17, Entonces el indio muy furioso dijo:
"¿Lo ves? tú has estado con un bicho?" Y
dijo ella: "Pues quién sabe si habrá sido eso". 18. "Está claro, dijo el marido;
tú comiste y estuviste con el aré y esos son sus hijos, que te están
chorreando por los pechos y por las uñas. O si no, sería otro". 19. Entonces su marido les dijo:
"Vamos a ver quién es. Y para eso vamos a preparar tacamahaca para
echársela en la cara cuando vuelva". 20. Las mujeres entonces prepararon
tacamahaca en una olla y le llamaron: "hermanito, hermanito, tráenos
comida otra vez", Y vino inmediatamente con otros sartales de pescados
que ya había cogido. Y se sentó cerca de ellas. Pero como antes se sentó
dándoles la espalda. 21. Entonces ellas le dijeron: "Mira
hacia acá". Y ,
al dar él la vuelta, le echaron en la cara la tacamahaca. Pero él se huyó
corriendo. 22. Después el indio amarró sobre el budare
a la mujer, que había estado con el aré y la tiró al agua, 23. De aquí viene que los arekunas
comen dando la espalda a las ollas, El aré por eso tiene la cara blanca. Y
aquella mujer se convirtió en tortuga con el budare a la espalda. NOTAS EXPLICATIVAS 1. Esta leyenda, a mi parecer, tuvo una
aplicación muy posterior a los indios
arekunas, fundados en la casi homofonía. Pero la palabra arekuna parece
cambio de aríjuna, nombre que otras tribus costeñas dieron a los españoles. 2. El aré es una rata de agua, de la que se
dice que pesca engañando a los pescados con su rabo. 3. Dado que esta leyenda circula entre
ellos con la iterpretación actual, claramente se explica que ninguno de ellos
quiera ser denominado arekuna. |